HOPLITA
El defensor guerrero de las viñas
Los hoplita eran ciudadanos-soldados que protegían las polis griegas frente a las amenazas externas, lejos de tener un carácter guerrero y militar tenían un comportamiento social, eran los defensores de los valores y la cultura de las ciudades. En un intento de emular este comportamiento, Hoplita surge como una respuesta para salvaguardar el resultado de suelos pobres, escasamente productivos y viñedos en lastras de arenisca frente a la Sierra de San Vicente, próximos a los meandros del Ebro.
Cepas centenarias que se abren paso tímidamente entre un entorno hostil.
Con ese propósito esta marca nace para poner en valor lo escaso, lo limitado y lo que se adapta para abrise paso en la naturaleza indómita.
Estos vinos representan lo más auténtico de la viticultura de recuperación. Por eso quienes están detrás son guerreros que protegen este preciado bien.
CLIENTE
HoplitaÁREAS
BrandingPackaging
Web y Digital
PROYECTO
+ infoOBJETIVOS
- Generar una gama de vinos de un carácter premium que muestre la singularidad de cada parcela.
- Evidenciar el concepto de viticultura de recuperación y la protección que hay detrás de cada uno de los viñedos por parte de sus promotores.
- Más allá de la belleza, representar la crudeza descarnada con la que cada uno de los vinos se muestra.
PROPUESTA
La marca está enmarcada en un escudo que es la herramienta propia de los guerreros, el escudo es una metáfora de la protección bajo la que se cuidan estas pequeñas parcelas cuyos viñedos, aleatoriamente repartidos, construyen la identidad propia de la marca.
Cada uno de los vinos tiene singularidad y todos apuntalan este concepto de batalla contra los elementos.
En el caso de Finca los Cerezos se traslada toda la propuesta al packaging para que conceptualmente esté bien representado el esfuerzo por recuperar este tipo de ancestrales plantaciones.
SOLUCIÓN GRÁFICA
Cada vino muestra una ilustración del viñedo donde se elabora y su singularidad trasportándonos a esa ubicación.
En el caso de Areniscas de San Juan se muestran los brazos retorcidos que surgen de las majestuosas cepas plantadas en 1906 donde dejaban las lastras de arenisca. Cepas que miran al Castillo de Davalillo y al de San Vicente de la Sonsierra al rumor de las aguas del Ebro.
Para Laderas de San Quilez, una parcela en el que resulta difícil imaginar que los viñedos se abran paso, en las faldas del alto de San Quilez, plantada en 1925, encontramos esta parcela concebida antaño para elaborar clarete, el típico de la zona. Viejas cepas de malvasía, viura, garnacha, tempranillo, y de variedades minoritarias…
Mientras que en Finca los Cerezos representamos la protección de los Hoplita al llevar a la “H” ese escudo que salvaguarda los intereses del viñedo con una intervención que fusiona metal y madera los principales protagonistas de este vino tan especial.
PRODUCCIÓN
Todo el packaging está pensado para reforzar la idea de protección, en el caso más evidente: Finca los Cerezos, las técnicas empleadas, tanto de jugar con capas de materiales e información como de mezcla de técnicas hacen que cada etiqueta sea única, como cada uno de los vinos que elaboran, no hay dos “H” iguales, sin en forma pero no en contenido, tanto con el uso de un papel con textura que recuerda al corcho (quercus suber) junto con la pátina del metal de los escudos que se ven azotados por el tiempo. Al ser tan especiales cada vino evolucionará según el camino que tenga predestinado.